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Entrevista a una egresada: Valentina Rosas

Apasionada por las políticas sociales y la participación ciudadana, la Alumni de Ciencias Políticas UC con Master en Políticas Públicas en la Universidad de Oxford, Valentina Rosas, es hoy la subdirectora de «Tenemos que Hablar de Chile», un espacio de participación social que promueve la cohesión, la construcción de un camino que permita proyectarnos en la incertidumbre y que nos ayude a imaginar el Chile que viene.

¿Por qué decidiste estudiar Ciencia Política?

En mi casa hablar de política era algo muy cotidiano, nunca escuché el que fuera de mala educación hablar de política en la mesa. Pero, creo que mi interés profesional se fue formando al notar los impactos que la política tenía en la vida de las personas, el que una política pública, una ley o el diseño institucional tuviera consecuencias sobre el territorio, la interacción social y los proyectos de vida de las personas. Sobre todo el que no habían respuestas obvias al decidir al respecto, que siempre hay un debate de ideas, de costos de oportunidad, de alternativas me pareció muy interesante de estudiar.

¿Qué es lo que más recuerdas de tu paso por la Universidad de Oxford en tu magíster?

Definitivamente mi curso con compañeros de 49 países. Estar expuesta a esa diversidad de visiones de mundo, religiones, costumbres y experiencia en política pública en contextos tan diferentes fue, sin duda, algo fundamental. No solo para aprender del mundo, sino, también, para mirar el contexto chileno a la luz de tantas experiencias.

¿Cuál es el desafío más grande que te ha tocado enfrentar en tu trayectoria laboral hasta este momento?

Como a muchos, creo que el proceso de adaptación al que nos obligó la crisis sanitaria. Tenemos que Hablar de Chile estaba pensando para ser un proyecto presencial, de encontrarnos cara a cara a compartir nuestras preferencias políticas. Por la situación sanitaria no nos quedó otra opción que adaptarnos, sin saber si las personas se entusiasmarían y confiarían en un espacio digital en un momento tan complejo y con un foco tan distinto. Afortunadamente la necesidad de tener una gran conversación ciudadana pudo más y pudimos mantener la conversación sobre lo de fondo a través de nuevas formas.

¿Cómo ha sido tu experiencia trabajando en Tenemos que hablar de Chile?

Ha sido un proceso muy intenso y único. Desde la colaboración de ambas universidades hasta el trabajar con personas desde desde las distintas regiones del país. Pero, por sobre todo ha sido un proceso de aprendizaje. Hace algunos meses nadie sabía como hacer participación ciudadana digital en tiempos de pandemia. Tuvimos que probar, equivocarnos, adaptarnos y hoy tenemos algo interesante para contar y sobre todo para aportar al proceso constituyente.

¿Qué es lo que te motiva a cumplir un rol de compromiso social, como el que haces hoy en Tenemos que hablar de Chile?

Desde Tenemos que Hablar de Chile vimos y experimentamos la falta de espacios de diálogo, no de la disposición para dialogar. Eso me ha convencido mucho de la necesidad de proveer espacios de encuentro, de buscar alternativas que sean pertinentes y seguras, de hacer de esto un factor importante del debate público.

¿Qué le aconsejarías hoy a un(a) estudiante del Instituto de Ciencia Política?

Creo que es un tiempo muy interesante para la ciencia política. Hoy nuestra disciplina está muy en boga y especialmente conectada con los gran debates del país. Debates que tienen consecuencias directas sobre la vida de las personas. Por eso, creo que es fundamental formarse para esos desafíos: desafíos que implican una formación integral y rigurosa pero también conectada con las personas y los territorios.

¿Cómo es el Chile que sueñas?

Sueño con un Chile donde las diversas realidades del país se encuentren y escuchen mutuamente. Por distintas razones hoy muchos somos absolutamente ciegos a la realidad del otro. A veces la ciudad centraliza y no nos permiten ver esa otra realidad. A veces preferimos no verla. Nos encanta la foto del Chile diverso en paisaje, en clima, en costumbres pero nos asustamos cuando lo diverso son las opiniones, las visiones de mundo, las decisiones de vida. En un país con realidades tan diversas necesitamos encontrarnos a partir de ellas y no a pesar de ellas.

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