Entrevista a una Egresada: Beatriz Rahmer
29/07/2020Desde pregrado, la Alumni de Trabajo Social Beatriz Rahmer, tuvo una fuerte inquietud en todos los temas vinculados a la educación superior. Hoy, en su labor como Coordinadora de Programa de Vinculación con Comunidades Escolares y Subdirectora de la Cátedra UNESCO de Inclusión a la Educación Superior en la Universidad de Santiago, busca trabajar en los mayores desafíos que hoy presenta este tema en nuestro país.
¿Por qué decidiste estudiar Trabajo Social?
Creo que me motivó la idea de acción. Alguna vez escuché a una exalumna de mi colegio que fue a dar una charla sobre la carrera y me cautivó esta profesión en la cual no solo se pensaba lo social, sino que se “actuaba” para transformar la sociedad. Con el tiempo, conocí que esa relación era mucho más compleja.
¿Qué es lo que más recuerdas de tu paso por la Universidad?
¡¡Muchas cosas!! Recuerdo clases inspiradoras, largas tardes y noches de estudio, trabajos en grupo, horas y horas en la biblioteca, correr por la entrada de San Joaquín para llegar a una prueba… Participé en todo lo que pude: Centro de Alumnos, deporte, ayudantías, foros, política universitaria y voluntariado. Lo más importante es que en la universidad me pude vincular con personas de historias muy distintas y generar lazos con varias y varios profesores que continúan hasta el día de hoy.
¿Cuáles han sido tus principales desafíos en el ámbito laboral?
Gran parte de mi trayectoria académica y profesional se ha vinculado a la Educación Superior. He trabajado en universidades estatales y privadas realizando docencia, gestión académica, publicaciones, diseño y ejecución de proyectos, creación de normativas y dirección de equipos profesionales. También me he vinculado desde otros espacios: Ministerio de Educación, redes institucionales y ONGs. En todo este trayecto, creo que el principal desafío ha sido ir más allá de las acciones que uno realiza, tener siempre en mira el potencial impacto de tu trabajo para incidir en aquellos aspectos que provocan el problema social en el que uno está interviniendo. Incidir de tal manera que no tengamos más que intervenir.
A lo largo de tu trayectoria has trabajado como académica, ¿Cómo ha sido la experiencia en el área de la docencia?
Si bien he realizado docencia en algunas universidades, mi trabajo central ha estado vinculado a el desarrollo de programas y políticas de inclusión en educación superior y procesos de vinculación entre la academia y la sociedad. La educación universitaria – en específico – el vínculo entre la academia y la/s política/s es una inquietud que me acompaña desde el pregrado. He sido formada por notable académicos que han transitado entre el mundo universitario y las políticas públicas. Tuve el privilegio de participar en la creación y consolidación del Programa de Acompañamiento y Acceso Efectivo a la Educación Superior (PACE), política pública de inclusión universitaria creada por la Cátedra UNESCO de Inclusión a la Educación Superior dirigida por el Profesor Francisco Javier Gil.
¿Qué diferencias ves entre estas generaciones y aquellas en las que estudiaste tú y tus pares?
Creo que las generaciones actuales son más libres con respecto a sus pensamientos e individualidad. Tienen muy claros sus derechos como ciudadanos y tienen una capacidad maravillosa para organizarse e instalar demandas y alertar injusticias sin temor al mundo adulto. Son generaciones muchos más valientes que en la que me tocó estar a mí. Sin embargo, creo que a veces carecen de la templanza y estrategia que requiere todo proceso de trasformación, en el cual hay múltiples actores que deben encontrarse para construir conjuntamente.
Respecto a la Educación Superior, ¿Cuáles crees que son los principales desafíos que tiene nuestro país en esta materia?
Creo que debemos superar la distancia que existe entre la academia y las políticas públicas. Las universidades (instituciones y académicos/as), debemos implicarnos en los procesos de creación, diseño, ejecución y evaluación de las políticas públicas. Por otro lado, los organismos públicos y la política deben desarrollar vínculos efectivos con la academia. Se requieren políticas basadas en evidencia y procesos académicos (investigación y docencia) que sean pertinentes. Para el mundo académico esto no fácil, son procesos que implican ir más allá de la investigación: aunar voluntades, gestionar intereses e implicarse con los tomadores de decisiones y hacedores de política. A veces esto no es muy bien visto por la academia tradicional. Debemos pasar de la divulgación a la incidencia.
¿Qué es para ti el Trabajo Social?
Para mí es una disciplina y profesión orientada hacia la transformación social, para lo cual transita entre las distintas disciplinas sociales (sociología, psicología, ciencias jurídicas, antropología y ciencia política) buscando los elementos que le permitan comprender un fenómeno social y desarrollar los dispositivos necesarios para transformarlo. Me encanta mi profesión porque tiene un móvil ético muy definido: los DDHH, la justicia y bienestar social.
¿Cómo es el Chile con el que sueñas?
Como solo un país. No con los distintos chiles que existen según donde naces, estudias o el apellido que tienes.