Buscador

Exalumno Padre Osvaldo Fernández de Castro es el nuevo Vice Gran Canciller UC

El alumni de Teología fue nombrado en marzo por el Monseñor Fernando Chomalí, Arzobispo de Santiago y Gran Canciller de la universidad. El Padre Osvaldo declara llegar a la casa de estudios con gran disponibilidad para conocer y escuchar. En la entrevista a continuación nos habla del Sínodo en la Iglesia.

Desde marzo de este año que el Padre Osvaldo Fernández de Castro (50), exalumno de Teología UC, recibió el encargo pastoral de Vice Gran Canciller de esta casa de estudios por el Arzobispo de Santiago, Monseñor Fernando Chomalí.

El alumni cuenta que recibió la noticia con sorpresa ya que anteriormente había estado dedicado a la vida parroquial, y su relación con la Universidad Católica era como profesor de la Facultad de Teología desde 2010. “Dije: bueno, viene un cambio en la vida y los cambios son oportunidades fantásticas”, expresa.

Asimismo, también asumió como párroco de cuatro parroquias aledañas a la Casa Central, rol que comparte con el Padre Jaime Tocornal. “Es una figura llamada ‘párroco en solidario’ y favorece el trabajo compartido, porque hay menos sacerdotes para hacerse cargo de las parroquias”, cuenta.

Tras estudiar dos años Física en la Universidad de Chile, en 1994 ingresó al Seminario Pontificio Mayor de Santiago. Se ordenó como sacerdote el año 2002 y posteriormente realizó estudios de Teología en la UC y, posteriormente, cursó el doctorado de Teología en la Universidad de Cataluña. Entre los años 2012 y 2018 fue Secretario Adjunto para la Pastoral de la Conferencia Episcopal de Chile. Desde el año 2010 se desempeña como profesor de la Facultad de Teología de la UC, del Seminario Pontificio Mayor de Santiago y de la Escuela del Diaconado.

Además, actualmente es director del Departamento de Liturgia de Santiago y de la Comisión Nacional de Liturgia.

¿Cómo recibió la noticia de que iba a comenzar a ser el Vice Gran Canciller?

«Con sorpresa, porque yo estaba en el mundo parroquial, que es el mundo en el que me he movido siempre. Entonces, cuando el Obispo me lo comentó, yo pensé: este no es un mundo que domino, pero es un mundo al que me encantaría entrar. Fue una muy linda invitación para mí y dije: bueno, viene el cambio en la vida, y los cambios son oportunidades fantásticas».

¿Qué tal ha sido este primer tiempo? 

«Han sido semanas muy interesantes, porque cada día es distinto al anterior. Y cada día conozco algo nuevo. Es fascinante lo que me ha tocado conocer. He conocido a muchas personas y a muchos profesores de carreras muy diversas. Detrás de cada profesor hay un mundo. Son especialistas en temas muy específicos y eso me ha encantado. He conversado también con alumnos y funcionarios, algunos migrantes, es un lujo conocerlos. Estas semanas han sido de sorprenderme gratamente con la variedad de temáticas y de personas que he conocido».

Y con respecto a la universidad, ¿qué es lo que espera realizar en ella?

«Yo vengo llegando a este mundo universitario. Por eso yo espero escuchar y conocer, porque en el fondo yo no puedo llegar con una idea externa de lo que yo pensaba. Quiero dedicarme a conocer la universidad en profundidad y desde ahí comprender cómo aportar. Mi primer tiempo va a ser eso, sentarme, escuchar y conocer». 

¿Qué rol cumple la UC dentro de Chile?

«Cumple roles en tres dimensiones: con el país, con la educación y con la Iglesia. El rol que cumple la universidad con el país es importantísimo, considerando toda la investigación y conocimientos con los que aporta. En relación con la Iglesia, tiene mucho que aportar en nuestra conferencia episcopal y también en investigación y reflexión sobre la relación entre la Iglesia y la sociedad. Lo ha hecho y creo que hay que potenciarlo más todos los días. Y en la parte académica con los estudiantes, yo creo que la universidad es de las mejores instancias de formación que tenemos hoy día en nuestro país y eso es muy importante.

Hay que incluir también toda la dimensión de formación cristiana. Es importante que los estudiantes conozcan la Iglesia, la fe y la antropología. El que sea católica es un plus para nuestra sociedad actual. Y ojalá los estudiantes aprendan que estamos para servir a la humanidad, para transformar el mundo desde ese servicio. Ojalá todos entendieran que el sello católico consiste en que estamos para servir, dedicando nuestros talentos, tiempo y recursos en esto.  Y eso significa ponerse al servicio de la sociedad y de las personas en concreto».

En una universidad donde hay tanta diversidad de creencias, ¿cómo se puede enseñar sin pasar a llevar ninguna de ellas?

«Esto no se trata de que todos piensen igual, de que todos piensen según el dogma. No, eso empobrece a la universidad. La riqueza de la universidad es que pueda haber pensamientos diversos y que al mismo tiempo seamos capaces de avanzar juntos en el proceso formativo.

Yo siempre les digo a los alumnos: “que alguien piense distinto a ti es una riqueza muy grande en tu vida”. La universidad no puede pretender que todos piensen de una forma, pero sí puede pretender que todos respeten el pensamiento del otro, y que reconozcan a ese otro como algo valioso en la vida y en la sociedad. La diversidad es un valor de la universidad. Si fuera solamente para personas que piensan de una manera, sería muy pobre. Todos podemos ser parte de esta comunidad de la universidad católica, pensando distinto, pero respetando y caminando juntos».

Aunque por el momento no vaya a retomar las clases, ¿qué es lo que le gusta de ser profesor?

«Lo que más me gusta es que la educación es más que la transmisión de un conocimiento. El encuentro con los alumnos y las conversas abiertas que se dan con ellos producen cuestionamiento, establecen vínculos y rompen mitos. En definitiva, se trata de la formación integral de las personas, y más que un conocimiento es una experiencia de vida que se comunica. En esto consiste la sabiduría.

A veces, con respecto a la fe, hay muchos mitos -desde la imagen de Dios, la imagen de la Iglesia y lo que significa la fe-, que hacen que muchos se alejen o no se interesen por los temas espirituales. Entonces creo que el aula es un lugar donde se pueden romper esos mitos, donde se puede profundizar en la búsqueda de la verdad y donde los alumnos que piensan distinto puedan descubrir que son también parte de la Iglesia».

¿Cuál es su visión de la juventud?

«Yo creo que la juventud obviamente es distinta a como éramos nosotros. Si yo esperara que fuera igual significaría que la sociedad no está avanzando. Hoy en día cada generación es muy distinta, con desafíos nuevos. Yo creo que no hay que tenerle miedo a los jóvenes, siguen siendo fascinantes, tienen muchísimo que aportar, son inquietos. Son serviciales también, en el sentido que les gusta servir a los demás. Lo vemos en la Pastoral de la universidad, que tiene una cantidad de proyectos enorme y todos diferentes. No es que la Pastoral diga lo que tienen que hacer los jóvenes, sino que los jóvenes van creando proyectos y la Pastoral los acoge».

¿Qué mensaje nos da la Iglesia en este tiempo de sinodalidad?

«Es importante entender que el Sínodo significa caminar juntos. Y creo que es una forma de entender cómo ser sociedad hoy, cómo ser iglesia hoy, cómo ser universidad hoy.

Con el ritmo de vida y las exigencias del mundo, hay gente que se va quedando a la orilla del camino en la sociedad actual. Tenemos que ser capaces de detenernos para levantar a esas personas y caminar juntos. Aunque vayamos un poco más lento, queremos que todos podamos caminar juntos en este proyecto. Con toda esa diversidad de miradas, de pensamientos, de carismas y de talentos que hay en la sociedad y también en la universidad. Eso significa la sinodalidad en la iglesia. 

La palabra sinodalidad está muy alejada de nuestro vocabulario, pero cuando hablamos de caminar juntos empezamos a entender muchas cosas. En la Iglesia esta idea existe desde el primer día. Ya lo encontramos en la primera página de la Biblia, cuando al crear al ser humano Dios dice: «no es bueno que el hombre esté solo». Esto parece un defecto para la sociedad actual, que te quiere convencer de que debes ser autosuficiente, pero la realidad es que nos necesitamos mutuamente. Tú ves que Jesús con sus discípulos forman un todo. Y eso es lo que queremos hacer como iglesia hoy en día: entender que formamos un todo».

INFORMACIÓN PERIODÍSTICA

Comunicaciones Visión UC. Revisa aquí la nota original.

Otros Relacionados