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Exalumnas Giovanna Cottin y Francisca Garay inspiran a nuevas generaciones con la iniciativa “Niñas atómicas”

Las alumni de licenciatura en Física UC y actuales académicas del Instituto de Física son las fundadoras de la iniciativa Niñas Atómicas”, un taller científico enfocado en niñas de educación media que busca acercar los conocimientos de programación, electrónica y física de partículas a jóvenes entusiastas por el conocimiento de todo Chile. 

Francisca Garay es Física licenciada de la UC y Doctora en Física Experimental de partículas de la Universidad de Edimburgo, mientras que Giovanna es Física Teórica y especializada en fenomenología, Doctora en Física de la Universidad de Cambridge.  Ambas dieron vida a este proyecto motivadas por una mezcla de experiencias personales y la intención de generar un espacio en donde las niñas sientan la libertad de explorar, conocer y aprender libremente sobre aspectos que, si bien están relacionados a las ciencias, sirven para distintos ámbitos de la vida. 

Tuvimos la oportunidad de hablar con las académicas y repasar cómo fue que nació este proyecto, cuál es el objetivo que buscan alcanzar y cómo se proyectan en los próximos años con el taller “Niñas Atómicas”. 

¿Cómo nace la idea de crear un proyecto como este?  

Francisca: << Yo lo venía pensando hace tiempo, mientras estudiaba Física en la UC. Luego me fui a doctorar, creo que el 2011, a Edimburgo. Giovanna también se fue, pero a Cambridge. Cuando volvimos a Chile retomé la idea y se lo comenté a Giovanna, que me gustaría hacer una especie de taller en donde participaran niñas y que, para llevarlo a cabo, iba a necesitar su ayuda. Eso fue una conversación entre amigas solamente, un verano las dos en mi casa. Le gustó la idea y ahí empezamos a pensarlo un poco mejor, viendo presupuestos, a cuántas niñas queríamos llegar, qué queríamos enseñarles, cuál sería el pilar central del proyecto.   

Ahí ya nos dimos cuenta de que lo más relevante para llevar adelante el proyecto era tener un presupuesto y que nos alcanzara. Así que trabajamos para eso y nos adjudicamos el fondo del Instituto Milenio de Saphir, que fue una iniciativa de PME (Proyección al Medio Externo), que son las que están enfocadas en iniciativas de divulgación científica. Además, el Instituto Saphir también aportó económicamente para el desarrollo del proyecto.   

Así logramos hacer la primera versión de Niñas Atómicas en el 2022. Desde el principio estuvo pensado para que fuese un proyecto a largo plazo, que se haga año tras año, con continuidad. No que se tratase de una actividad puntual de un año, sino que haya “generaciones de niñas atómicas” y cada año poder recibir a distintas estudiantes de todo Chile >>.   

Giovanna: << Claro, el trabajo comenzó cuando volvimos a Chile y nos juntamos para ver qué hacer. Sabíamos que queríamos hacer algo relacionado a Física de partículas, que es a lo que nos dedicamos nosotras. Luego de reunirnos y pensarlo bien fue que definimos hacer un taller científico que durara alrededor de dos semanas, que estuviese enfocado en niñas de educación media y en donde realicen un experimento preestablecido por nosotras.  

Estuvimos harto tiempo investigando para definir el experimento que iban a hacer durante el taller. Sabíamos que nos gustaría que fuese con muones y que fuese un proceso completo, en donde las niñas pudiesen participar de principio a fin de la experiencia.  >> 

¿En qué consiste el experimento que hacen las niñas que participan del taller?, ¿qué es lo que logran descubrir finalmente?   

G: << El experimento es la construcción de un aparato que detecta muones. Los muones son partículas subatómicas que se crean a partir de rayos cósmicos que nos llueven constantemente y desde todas partes. “Es como si fuese una ducha”, es lo que les decimos a las niñas en el taller.  

Aproximadamente un muon por segundo cruza el área de mi mano, entonces si construyo un detector pequeño, del porte de mi mano -por ejemplo-, puedo detectar y contar estos muones. Claro, a simple vista no se ven, pero si diseñamos aparatos y tecnología, podemos registrarlos.  

Entonces, durante el taller, ellas construyen estos detectores de muones de principio a fin. Nosotros les entregamos las partes y ellas los tienen que armar y programar para que funcionen. Para eso, ellas deben aprender un poco de electrónica, un poco de computación y un poco de física de partículas. El centro de nuestra actividad es construir el aparato, registrar datos y luego escribir un informe con los datos que recaben con el detector en forma de un reporte científico.  

Durante dos semanas, con el acompañamiento de tutoras, en las vacaciones de invierno ellas están trabajando en este proyecto. Tienen sesiones teóricas por Zoom en el que nosotras les contamos sobre física de partículas, electrónica y programación, además de metodología científica. Luego, presencialmente, las niñas se juntan en equipos y se les designan tutoras, las que les ayudan a construir este detector de muones.  

Entonces, ellas trabajan en conjunto con otras niñas, con intereses comunes, presencialmente por dos días y después ellas van registrando datos, para luego aprender a procesar y analizar esos datos con actividades de programación, así pueden generar gráficos del comportamiento de los muones. Por ejemplo, pueden ver si cambia el flujo de muones si estoy a más o menos altura, que es una típica pregunta respecto al trabajo en la física de partículas. Luego hacen un reporte escrito con lo que aprendieron y sus tutoras le dan feedback.  

Es un trabajo muy completo. Les permite evidenciar el camino de la ciencia en su globalidad, lo que creemos que es super valioso para las niñas que participan del taller. >> 

Francisca ha comentado en otras ocasiones que una de las razones que la llevaron a plantearse la idea de realizar un proyecto de estas características (taller de ciencias para niñas), fue una experiencia que tuvo mientras estudiaba su doctorado, ¿puedes contarnos cómo fue esa experiencia y cómo te llevo a plantearte la idea de generar un espacio como “Niñas Atómicas”?  

F: << Me pasó que, pensándolo después y recordando cuando estudié la licenciatura en física, yo sabía que éramos menos mujeres, pero no me lo cuestionaba. Luego ya más grande, durante mi doctorado teníamos una parte en la que teníamos que hacer divulgación, había que involucrarse de alguna manera con las personas de tu entorno y mostrar lo que estabas haciendo.  

En ese contexto, participé de una actividad que se organizó para estudiantes de colegios en Edimburgo. Era un panel de conversación en el que estuve con Peter Higgs, que también estudió en la Universidad de Edimburgo. En un momento, los niños tuvieron que hacer un ejercicio y estuvimos ahí por si alguien necesitaba ayuda, en ese momento uno de mis compañeros me comenta “oye, ¿te diste cuenta de que hay muy pocas niñas?”, porque efectivamente, del total que había (que habrán sido 60) había como 4 niñas, el resto todos eran varones. “¿Por qué será eso?”, me preguntaba.  

Entonces pensé “si esto pasa aquí, en Chile debe ser aún peor (en cuanto a la diferencia)”, y empecé a idear qué podíamos hacer nosotros para cambiar esto. Para mí siempre había sido un sueño más bien lejano, porque no sabía de dónde podíamos sacar la plata que necesitábamos para construir un proyecto así y que fuese constante en el tiempo para que impacte de mejor manera. Porque para eso, se requiere un insumo constante de dinero y en la carrera académica el insumo constante de fondos es muy raro, porque hay que estar constantemente postulando a fondos con un plazo de tiempo. Entonces no te permite planear cosas más allá de 3, 4 o 5 años. Lo máximo que se ofrece son los “milenio” que son de 10 años. Por eso mismo el apoyo del instituto fue súper importante y que hayan “abrazado” el proyecto y que lo acogieran como algo necesario de hacerse también ha sido muy importante. >> 

G: A mí me pasaba lo mismo respecto a las pocas mujeres que estudiábamos la licenciatura y después el doctorado. Tampoco me cuestioné si había razones de fondo o más estructurales a nivel escolar, por ejemplo, que se muestre luego en la cantidad de niñas que deciden estudiar carreras científicas.   

Me pasó que mientras estudiaba el doctorado, en la Universidad de Cambridge, en el Laboratorio Cavendish había un grupo que se llamaba “Cavendish Inspiring Women”, que eran alumnas de doctorado que se juntaban y se organizaban para visibilizar el trabajo de estudiantes de doctorado. Ahí me di cuenta de que, si a este nivel académico, y en Inglaterra, es necesaria una iniciativa como esta, el problema en otros lugares era hasta mayor.   

Si bien con la Fran no somos expertas y no tenemos las razones que llevan a que exista el problema de menor participación de mujeres en espacios científicos, sabemos que existe el problema y una de las cosas que podemos hacer para combatirlo es atacarlo desde temprana edad, antes que la sociedad imponga sesgos innecesarios. Entonces cuando la Fran llegó con la idea, me hizo mucho sentido.  

Sin embargo, esto es un tema que está en constante discusión, que en un futuro este taller sea extensivo tanto para niñas como para niños, es algo que nos gustaría. Actualmente estamos enfocadas en que el taller sea para niñas por un tema de recursos, pero sería ideal hacer un taller científico de esta naturaleza en el que también participen niños.   

¿Cuánto ha aportado la UC respecto al desarrollo de los talleres y en relación a ustedes como académicas y exalumnas de la Universidad? 

F: Nos han apoyado bastante. La dos veces que hemos tenido el formato híbrido nos han facilitado infraestructura, nos permiten usar un laboratorio docente y el personal del campus que nos ayuda a montar todo lo necesario para el desarrollo del taller. 

Particularmente, el año pasado salió una nueva regla que decía que los institutos milenios que ya estaban activos no podían acceder a los fondos de Proyección de Medio Externo (PME), entonces no teníamos los fondos para realizar el taller de este año. Ante esta situación, la Vicerrectoría de Investigación se puso con -más o menos- la mitad del presupuesto, también aportó el Instituto Saphir con una buena parte, sumándose al apoyo del Instituto de Física UC pudimos sacar adelante la versión 2024. 

También nos han apoyado por el lado comunicacional, en las redes sociales nos han ayudado a difundir a través de las redes que tiene la UC. La Vicerrectoría de Investigación, también nos ha ayudado mucho con la iniciativa. 

¿Cómo sienten que impacta en las niñas el hecho de que el taller esté ideado por ustedes y sean dos científicas las que les enseñen todo el proceso?  

G: << Creo que los más relevante es que no se sienten solas en el proceso. Les mostramos que la ciencia la hacen las personas, la hacemos las mujeres, que pueden hacerlo en conjunto y que todas pueden brillar juntas. Esa es la idea.  

Con Francisca, cuando estábamos en el pregrado, éramos de las pocas mujeres del curso, eso también hace que una se haga amiga de tus compañeras. Ya partes con un interés común.  

En nuestro caso, nuestros caminos siempre han estado bien conectados, y nosotras somos amigas, entonces el taller no sería lo que es si entre nosotras no existiese esta relación de respeto y cariño. Al final, el logo del taller somos nosotras dos anidadas por un átomo. Entonces creo que hay varias cosas que el taller representa más allá de lo puramente científico, sino que va más a cómo la ciencia es algo social e importante a tomar en cuenta.  >> 

F: << Algo que también hacemos como cierre del taller es que invitamos a una científica a que hable con las niñas, que les cuente su experiencia y les explique a lo que se dedica. Hace poco estuvimos con una física experta en meteoritos, hemos tenido a una especialista en física médica, y la última que vino era una científica especialista en inteligencia artificial y algoritmos de aprendizaje en máquinas. >> 

G: << Esta idea de traer a una “mujer atómica” para que hable con las “niñas atómicas”, que así es como lo planteamos, tiene como objetivo mostrarles la diversidad de campos en las cuales una científica se puede desarrollar, para que tengan presente eso.  

Realmente, la finalidad del taller no es solamente que construyan el detector, que aprendan electrónica o aprendan programación, sino que se vean enfrentadas al proceso de aprendizaje en áreas científicas. Que tengan la oportunidad de evidenciar en carne propia lo que significa este camino. Que se pregunten si esto es una vocación para ellas o no. Que sientan que pueden hacer esto. Que no es algo difícil, finalmente, si estoy en el espacio adecuado que fomente esa curiosidad y esas habilidades transversales que les queremos transmitir. 

Cuando hablamos de este taller, con Francisca somos súper enfáticas en que queremos generar un espacio de oportunidades. No algo enfocado en que las niñas entren a estudiar carreras científicas, si no que ellas vean por sí mismas cómo es este mundo y del cual pueden formar parte si es que así lo desean. >> 

Aunque el proyecto no se considera un espacio de preparación para niñas que quieran estudiar carreras científicas, ¿saben si hay casos de niñas participantes que luego ingresaron a estudiar carreras relacionadas con las ciencias? 

G: << Si bien no es el objetivo central del proyecto, la idea es que no se pierdan las niñas que sienten una vocación por la ciencia. Que las niñas a las que ya les gusta esto, que les sirva para reafirmarlo. Es generar este espacio de oportunidades para que conozcan esto y las que quieran seguirlo, que lo hagan. Que quizás esto les ayude a llegar mejor preparadas al primer año de universidad. O la niña que tenía la curiosidad y se dio cuenta que no era lo que quería, también. Pero que no se queden con el sentimiento de que no se dieron la oportunidad. 

 Claro, no es nuestro fin que estudien carreras científicas, pero estamos súper orgullosas de que pase y sea algo que elijan por sí mismas. Al final nosotras creemos que lo importantes es fomentar habilidades que les sirvan para la vida más que solo para la ciencia. Pensar críticamente, saber programar, es entender un lenguaje en el cual funcionan las cosas hoy. Eso nos interesa destacar como el objetivo central del taller. >> 

El proyecto “Niñas Atómicas” es una instancia en que niñas de todo Chile aprenden y se empapan de la experiencia de científicas que buscan generar un espacio seguro de aprendizaje y desarrollo personal de cada una de sus participantes. Un proyecto ideado por dos científicas chilenas que muestran cómo se puede recorrer el camino académico generando un impacto social y un aporte concreto con el que acortar las brechas educacionales con relación a las ciencias en nuestro país.

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