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Entrevista a un egresado: Ángel Retamal

Con 32 años, el Alumni de la carrera de Pedagogía del Campus Villarrica, Ángel Retamal, es hoy el director de escuela más joven de la comuna de Villarrica. “La Universidad Católica me entregó la base para amar la pedagogía y la educación. Y con el pasar del tiempo me di cuenta que liderando, uno podía influenciar positivamente y generar cambios en las comunidades educativas”, comentó el director de la Escuela Voipir de Ñancul.

¿Qué es lo que más recuerdas de tu paso por la UC?

La UC es mi alma mater. Me entregó las herramientas que hoy día me han formado como profesional y mis recuerdos están en lo que se genera en el campus, en la capacidad que tiene en general la Católica de ser una familia universitaria. En el Campus Villarrica se genera un ambiente de comunidad, en donde un gran porcentaje se conoce y están todos preocupados de otros, entonces se genera algo especial en el campus. Recuerdo también el capital humano capacitado que se desempeña en la universidad,  y no me refiero solamente a los académicos, sino también a todos aquellos que componen la casa de estudios, desde el guardia, las personas encargadas del aseo, los auxiliares, y más. Todos son personas que cumplen con su rol a cabalidad y que dentro de sus capacidades profesionales y oficios tienen desarrolladas muy bien las habilidades blandas y hacen que los estudiantes de pregrado se sientan en casa. Mis recuerdos también están en que me prepararon tremendos académicos, tremendos profesionales que, sin duda alguna, permiten que uno pueda motivarse a seguir una carrera.  Recuerdo también que la Universidad Católica siempre ha estado preocupada de vincular la carrera de pedagogía hacia la interculturalidad, hacia la vinculación con pueblos ancestrales, principalmente con el pueblo mapuche. Me gusta como está inserto el Campus Villarrica en el contexto comunal y regional.

¿Qué herramientas sientes que te entregó la UC? (Académicas o no académicas)

Estudiar en la UC me permitió visualizar la necesidad de desarrollar habilidades blandas para ser exitoso dentro de la carrera que iba a desempeñar en los aspectos laborales. Me enseño que profesionalmente puedo crecer académicamente, intelectualmente, pero que es necesario también saber insertarme dentro de una comunidad y valorar a aquellos que componen una comunidad educativa. La UC entrega valores muy importantes, valores que van de la mano con ser un aporte dentro de la sociedad y un buen ciudadano, tanto en la micro como en la macro sociedad.

¿Cómo ha sido la experiencia de ser el director más joven en asumir un cargo directivo en una escuela de Villarrica?

Eso es histórico. Para mí en lo personal y para mi familia  es un orgullo, si bien es cierto, la UC me entregó la base para amar esto, amar todo lo que tiene que ver con pedagogía y con educación, y  mi mirada siempre estuvo puesta en el aula, pero con el pasar del tiempo me di cuenta que liderando uno podía influenciar positivamente y generar cambios en las comunidades educativas, y ahí es cuando decidí seguir especializándome y tener un magister en educación con mención en gestión de calidad. Esto me permitió sumar más herramientas además de las que me había entregado la UC y asumir un cargo como director. Sin duda alguna, ser el director más joven de la comuna de Villarrica es un ejemplo para tantos otros egresados y jóvenes que quieran estudiar la carrera, y piensan que pedagogía es solamente estar en aula, muchos de ellos quizás tienen el anhelo de formar parte del equipo directivo o de equipos de gestión y creo que la católica prepara para esto también, para generar líderes. Hoy en día, haberme transformado en el director de una escuela de nivel de desempeño alto es tremendo y estoy muy orgulloso de eso, muy contento y con altas expectativas de lo que puedo hacer a través del liderazgo en una escuela.

¿Cómo ha sido liderar el trabajo en tu escuela en contexto de pandemia?

Ha sido un tema complejo no solo para mí, sino que para el mundo entero, para diferentes unidades educativas. Pero con un equipo como el que tengo en mi escuela, con una buena planificación estratégica, poniendo como foco principal el bienestar de los estudiantes y desplegando todas las estrategias que podamos, tanto de recurso como de capital humano, hemos intentado desplegar todo de nosotros, incluso mezclando estrategias para poder llegar a los domicilios de nuestros estudiantes. Cada 15 días íbamos a visitar sus domicilios, se está llamando telefónicamente semana a semana, entonces es importante que en este contexto de pandemia se le haga un seguimiento a cada uno de nuestros estudiantes, y es lo que hemos estado haciendo. Hemos podido enfrentar este contexto como comunidad educativa y hemos mantenido el vínculo con nuestros estudiantes para que ellos puedan notar que en los tiempos más complejos, su unidad educativa, sus profesores y sus directivos, han estado pendientes de ellos más que en un aspecto académico, en el aspecto socioemocional, sin descuidar el otro.

¿Cuál ha sido el mayor desafío que has tenido que enfrentar en el ámbito laboral?

Creo que el mayor desafío ha sido tener que cambiarme de establecimiento educacional. Pasé 6 años en un colegio municipal en donde generé vínculos muy especiales y partí siendo profesor de aula, y terminé siendo parte del equipó de gestión y jefe técnico. Después, me trasladaron a la Escuela Voipir de Ñancul, como jefe de UTP, del cual actualmente soy director. Al principio no quería irme para allá, pero creo que ha sido el mayor desafío y la mayor bendición. Hay que estar dispuestos a enfrentar cambios y  lo que nos parece negativo o malo para nuestras vidas, es un tremenda oportunidad.

En el camino para llegar a una educación de calidad, ¿Qué elementos debiesen ser tomados con prioridad para comenzar a avanzar?

El otro día hablaba de la agenda 2030 de las Naciones Unidas y de la necesidad de “escolarizar” a todos los estudiantes, pero a mi no me gusta el término “escolarizar” “alfabetizar”, porque una cosa es que los chicos asistan a clases, pero otra cosa es lograr educación de calidad, y ahí el desafío es mayor. Los elementos que deberían ser tomados para avanzar en este sentido, es primero tener capital humano idóneo, que los profesores que guíen los procesos educativos sean personas que amen enseñar. Creo que es una prioridad que los equipos directivos sean con profesionales idóneos también, que no solamente tengan la especialización en el área de gestión, sino que también sean profesores que amen la pedagogía, que amen la pasión por enseñar, que el foco esté puesto en el aprendizaje, en el desarrollo sostenible, en las necesidades de los estudiantes. También creo que es urgente que se generen planes estratégicos, que los recursos sean bien invertidos, que se hagan planes de mejoramiento educativos potentes pensando en las necesidades de los estudiantes y que se involucren más a las familias dentro del proceso educativo. Los recursos están,
pero creo que deben ser bien aprovechados para poder impactar en el aprendizaje.

¿Qué le aconsejarías a los(as) estudiantes que están cursando Pedagogía actualmente?

Primero felicitarlos porque creo que han seguido la carrera más bella que puede existir. Creo que existen dos carreras que son fundamentales, sin desmerecer a las demás: Medicina y Pedagogía. En medicina salvan la vida, y en educación enseñamos para la vida, y damos vida también.  Seguir pedagogía es un privilegio y le diría a todos que se empapen del amor por enseñar, que entiendan que en sus manos van a estar las futuras generaciones, los futuros ciudadanos. Yo diría que estamos en constante cambio, nosotros los profesores nos transformamos en agentes de cambios. Le diría a los estudiantes de pedagogía que se motiven, que están estudiando una carrera en donde van a influenciar a los que van a generar verdaderamente el cambio que tanto nosotros anhelamos, desde el punto de vista medioambiental, social. Están en nuestras aulas los futuros políticos, los futuros artistas, los futuros científicos, médicos, gobernantes. En las manos de un docente está el futuro de este mundo, y es así.

¿Cómo es el Chile que sueñas?

El Chile que sueño es un país más equitativo, en donde el que tiene más puede invertir de manera voluntaria en aquellos que tienen menos. Un lugar en donde no se genere una guerra de carácter social, que no sea necesario el vandalismo para poder exigir. Creo en una sociedad chilena que puede poner las necesidades sobre la mesa y que puede sentarse a conversar. Creo en un Chile en donde exista educación de calidad. Creo en un Chile más justo, en donde se vaya acortando la brecha de la pobreza. Sueño con un país en donde la palabra tolerancia se haga carne y se respire día a día, donde todos puedan respetar a los otros. Donde el de izquierda y el de derecha puedan tomar una conversación y llegar a conclusiones en común. Creo en un Chile con pensiones justas, en donde el adulto mayor pase los últimos años de su vida de manera digna. Creo en un Chile en donde la educación pública y privada puedan ir de la mano y puedan entregar herramientas que sean equitativas para todos. Creo en un Chile más justo. Creo en un Chile que abre sus fronteras a seguir recibiendo migrantes, en un Chile cosmopolita. Creo en un Chile que va a hablar tres lenguas, que abre sus fronteras a recibir desde afuera y a entregar material intelectual. Creo en un Chile que valora las artes y sueño con un Chile sustentable, que va a proteger la naturaleza. Sueño en ese Chile.