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Entrevista a una egresada: Lesly Meyer Guzmán

Desde que egresó el año 2013 de la Escuela de Trabajo Social de la UC, Lesly Meyer Guzmán se ha comprometido por trabajar en la promoción de la igualdad de género. Hoy, como Encargada Nacional del Programa Buenas Prácticas Laborales con Equidad de Género del Servicio Nacional de la Mujer y Equidad de Género y como Directora y Cofundadora de la comunidad «Que la Igualdad sea Tendencia», trabaja visibilizando las brechas, barreras e inequidades de género que afectan a hombres y mujeres en la sociedad.

¿Qué es lo que más recuerdas de tu paso por la Escuela de Trabajo Social?

Recuerdo, en términos más personales ,las oportunidades que me dieron. Tuve la posibilidad de trabajar con profesores y profesoras en investigaciones Fondecyt. Participé en muchas ayudantías. Un gran valor entregado por la Escuela en este caso, que no solamente me sirvió formativamente, sino que también me abrió puertas a futuro porque tenía una experiencia de trabajo previa que hoy es importante a la hora de insertarse en el mercado laboral.
También recuerdo mucho la diversidad de compañeras y compañeros. Esta carrera es bien diversa en cuanto a quienes deciden estudiarla, y no me refiero únicamente a la diversidad entre hombres y mujeres, porque ahí no hay tanta diversidad, obviamente es una carrera feminizada, pero me refiero a las miradas que tenían cada una de mis compañeras y compañeros, a los privilegios que tenían, las veredas desde donde se posicionan.
Recuerdo también con mucho cariño a las profesoras y profesores, quienes siempre tuvieron muy buena disposición conmigo, con todas y todos. Les guardo mucho cariño.

¿Puedes contarnos cómo nace “Que la Igualdad sea Tendencia”?

Es un proyecto que con mi compañera Rocío Munizaga, cofundadora, denominamos como “Comunidad de prácticas”, la cual nace de nuestra pasión, inicialmente por trabajar en la promoción de la igualdad de género, por la toma de conciencia de las desigualdades que hoy existen, persisten y que cada día se agrandan más, afectando principalmente a las mujeres. Por lo mismo, surge con la intención de poner sobre la mesa los temas incómodos respecto a la desigualdad, a realizar un llamado a la acción no solo a las instituciones, sino también a las personas en su individualidad. Debemos cuestionar lo que hacemos en nuestra rutina, lo que hacemos en nuestros hogares, cómo nos relacionamos con otras personas y cómo aportamos a la reproducción de la desigualdad de género.
Con todas estas aspiraciones, y con la idea de ser una voz en el tema de la igualdad, creamos este proyecto que tiene varias áreas de trabajo. Partimos lanzando un podcast que está en Spotify y en varias plataformas más y hoy prestamos servicios a diferentes empresas e instituciones para poder sensibilizar, sobre todo en materia de igualdad de género y de la necesidad de poder trabajar estos temas de manera interna. Tenemos campañas activas en redes sociales, este mes lanzamos una llamada “No solo por marzo”, en donde tenemos la meta de visibilizar durante 100 días la desigualdad de género que existe en los distintos espacios de nuestra sociedad.

¿Cuáles han sido los mayores desafíos que has tenido que enfrentar en el ámbito laboral por ser mujer?

En mi caso, como Encargada Nacional del Programa de Buenas Prácticas Laborales con Equidad de Género del Servicio Nacional de la Mujer y la Equidad de Género, me desenvuelvo en un espacio que es más bien seguro, porque tenemos la responsabilidad de traspasar el mensaje respecto a la igualdad de género a otras organizaciones, a otras personas, a otras instituciones. Entonces, somos muy cuidadosos y cuidadosas en las relaciones laborales.
Estamos siempre súper atentos(as) para no reproducir estereotipos de género. Por ese lado, no me ha tocado enfrentar mayores dificultades por el hecho de ser mujer, porque insisto, estoy en un lugar que se enfoca en el cambio cultural, es como un microclima. Pero lo que sí me ha sucedido, es que muchas veces cuando me toca trabajar con organizaciones justamente sensibilizando en temas de desigualdad género, me encuentro con otro clima que tiene reglas distintas, con culturas organizacionales diferentes, que no necesariamente son muy seguras para las mujeres.
Por ejemplo, me ha tocado enfrentar directorios compuestos por hombres que muchas veces no dan validez a las cosas que tú estás diciendo porque eres mujer o porque eres muy joven, y además estás cuestionando una cultura que los dota de privilegios que no quieren perder. También pasa que me toca escuchar el relato de otras mujeres que si viven en un ambiente laboral hostil, que sí han sido víctimas de acoso sexual y/o acoso laboral, en el fondo, que viven a diario el peso de ser mujer.

¿Cuáles son las prácticas que siguen manifestándose en el ámbito laboral y que siguen perpetuando la desigualdad de género?

El mercado laboral está estructurado de tal forma que genera segregación. Y la segregación afecta profundamente las oportunidades que tienen las mujeres para acceder, permanecer y desarrollarse en el mercado laboral. Entonces, por ejemplo, cuando hablamos de prácticas específicas, podemos ver que todavía los espacios de toma de decisión están principalmente compuestos por varones. Esa ya es una práctica que reproduce la desigualdad, porque no están dando espacio para que las mujeres puedan estar allí donde se toman las decisiones más relevantes respecto al negocio, donde se ponen sobre la mesa las principales necesidades e inquietudes de las trabajadoras y trabajadores.
También la segregación vertical es un tema, en donde las mujeres llegan hasta ciertos cargos en el espacio laboral y no pueden subir porque hay falta de corresponsabilidad en los lugares, porque muchas veces hay ambientes hostiles en el trabajo.
Como decía anteriormente el tema del acoso sexual y laboral, que sigue sucediendo y sigue reproduciendo las desigualdad. Vemos cómo las mujeres sienten que el espacio laboral no es el espacio para ellas, porque no es un espacio seguro, entonces también eso va a ser un factor que perpetua la desigualdad género. Por otro lado, todo lo que tiene que con el tema del cuidado que se ha hecho muy patente con la pandemia. El espacio doméstico es parte de la mochila que cargan las mujeres a la hora de insertarse en el espacio de trabajo remunerado, entonces claramente si es que tienen responsabilidades permanentes de cuidado, no solamente de hijos(as) sino también de personas mayores, personas dependientes a cargo, eso también va a ser un obstáculo para poder tomar otras oportunidades, para poder ascender.

¿Qué consejos darías a los profesores para que puedan contribuir a mitigar la desigualdad desde dentro de las aulas?

Primero tomar conciencia respecto a cuál/cuáles son las diferentes desigualdades que se manifiestan dentro de las salas de clase. Y sobre todo, es muy importante educarse en estos temas, porque muchas veces se habla de lenguaje inclusivo, que es súper importante, pero no solamente basta con eso, sino que es fundamental conocer el sentido que tiene trabajar visibilizando la desigualdad y tomando conciencia de ella. Creo que la gente quiere que comprendan el sentido de esto, el aporte y el valor que tiene el trabajo en pos de la igualdad de género, porque tienen un impacto mucho mayor en la educación de sus hijos(as).
Es súper importante estar siempre conversando también con las alumnas y alumnos, dando espacio para la reflexión, viendo de qué manera se puede cambiar esto o de qué manera las cifras son el reflejo de lo que sucede en instancias educacionales.

¿Cómo es el Chile que sueñas?

Para mí, una de las principales aspiraciones tiene que ver con que podamos tener una sociedad más justa, una sociedad de oportunidades reales para las personas, en donde no se escondan debajo de la alfombra los problemas de desigualdad que tenemos, sino que se haga cargo y vele por el bienestar de las personas por sobre todas las cosas.
La pandemia nos ha dejado un desafío importante a todos los actores de la sociedad, pero creo que es fundamental que todas y todos desde nuestros diferentes espacios podamos tomar acción.

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